Para esta nueva aventura han cambiado de productor, han pasado de Roger Moutenot, con el que han trabajado desde que firmaron con Matador Records (1993), a John McEntire prestigioso batería e ingeniero, ha trabajado con bandas de la talla de Teenage Fan Club o Blur. El cambio se aprecia desde la canción que abre el disco, donde se hace una declaración de intenciones para dejar atrás la ambigüedad lírica y crear unos bonitos ritmos acústicos. Al mismo tiempo, con esta producción se deja atrás ese sonido amateur que buscaban a propósito para dar al sonido personalidad y calidad. Aqui os dejo esta maravilla:
Escuchando el disco, no puedo parar de pensar en bandas más jóvenes que tengan similares aproximaciones al pop como Real Estate, Grizzly Bear o Beach House (sin desmerecerlas), se deben de quedar pensando “está claro quién es el puto amo: YLT” y es que, en la simpleza de la música de YLT reside su complejidad a la hora de escucharlos, muchas bandas, como las antes mencionadas, venderían su alma al diablo para tener un disco como este y da la impresión que YLT lo hace como si fuera algo innato para ellos. Nos encontramos ante una banda, que si bien tiene un número alto de incondicionales a lo largo del planeta, no es que este en el mainstream continuo y es que tampoco lo buscan, de ahí que haciendo un discazo como este, no tengan más pretensiones que seguir disfrutando. Otro dato que me gustaría apuntar es que el año pasado suspendieron varios conciertos y había rumores sobre el estado de salud de Ira y su gravedad, quizás este disco más accesible, sea el propio de alguien que ha cambiado el prisma de la vida dado el enfoque que le ha dado algo como una enfermedad, de cualquier manera, YLT no gritan, ni para hablar de cuestiones tan delicadas, tienen clase para afrontarlo haciendo lo que mejor saben, una musica excelente.
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